He decidido una cosa, convertir mi Empresa en una Catedral, me explico:
Cuando observamos con detenimiento una Catedral, en cualquier parte del mundo, se produce una especie de anonadamiento ante la dimensión, magnificencia e importancia de la construcción. Habitualmente están situadas en puntos claves de las grandes ciudades, son referencias para la población local, se convierten en una visita obligada para los turistas. Proyectan la grandeza del pueblo que adornan, conectan al hombre con Dios.Hace poco observaba el acontecer diario del trabajo en mi empresa, veo los esfuerzos de cada área, veo el trabajo de mi equipo directivo, analizo el trabajo del equipo que está trabajando directamente en proyectos (siempre me sorprende su talento y capacidad de trabajo) y me pregunto qué estamos haciendo, hacia dónde vamos, qué nos distingue como equipo de trabajo.
La respuesta es sencilla, estamos construyendo una Catedral, no es cualquier iglesia, no son esfuerzos aislados, es la conjunción de sueños, ilusiones, talento y esfuerzo de un grupo de personas altamente profesionales que construyen juntos una obra magnífica, destinada a perdurar a través de los años, destinada a conectar a ellos y a sus familias con Dios. Ese es el sentido grande de este equipo de trabajo al que admiro.
Ese es el espíritu que quiero impulsar día a día en todos nosotros.